«Cuando hayamos aprendido a escuchar a los árboles, nos sentiremos en casa».
Herman Hesse (El caminante)
Campo de escucha es una reflexión sobre cómo vemos la naturaleza, cómo nos relacionamos con ella o, incluso, en qué forma nos sentimos parte de ella.
En este proyecto hacemos un recorrido de sensibilización para hacer tangible lo invisible, la comunicación entre las plantas que a nuestros sentidos permanece oculta.
¿Qué responsabilidades tenemos frente al reino vegetal en la era del antropoceno?
Las plantas son seres vivos inteligentes capaces de comunicarse con sus semejantes sobre aspectos como depredadores o plagas. Los árboles grandes y más viejos cuidan de los nuevos retoños a su alrededor y, aparte de alimento, les proporcionan información. Tienen memoria y son capaces de extenderla a las generaciones futuras para adaptarse a entornos cambiantes.
Las plantas tienen diferentes modos de comunicarse, químicamente a través del aire, a través de los micelios bajo la tierra y a través de impulsos eléctricos.
En este proyecto hemos querido enfocar la temática de la comunicación de las plantas desde un punto de vista empírico, experimentando en primera persona cómo sucede y si somos capaces de percibirlo. Para ello utilizamos una tecnología que recoge los impulsos eléctricos y los registra, traduciendo la intensidad y la fuerza de cada impulso a notas MIDI. El MIDI es un sistema digital de escritura musical; los pulsos que emite una planta siempre es específica de esa planta, y describe un patrón propio.
Entonces decidimos probar si este patrón cambiaba cuando nosotros hacíamos una intervención en la planta, simplemente tocando una de sus hojas. Descubrimos que la planta cambia su patrón cuando siente que estamos tocándola. El siguiente paso fue entonces probar juntar varias plantas y registrar los impulsos de una primera planta, y tocando con nuestras manos una tercera. Lo sorprendente es que la planta, que puede ser tanto un árbol como una pequeña planta en maceta, reacciona y cambia su patrón, es decir, la primera planta tocada se lo cuenta a la segunda y esta a la tercera planta, en la que estábamos registrando los impulsos. Y los patrones volvían a ser los mismos si repetíamos el experimento.
En la instalación realizada para la Bienal de Candamo en Asturias, mostramos estos patrones, con sus formas cambiantes según las habíamos intervenido, entre tres árboles. Se trata de vallas metálicas que se utilizan en las cercas sobre las que tejimos con hilo de algodón las partituras obtenidas, quedando las notas musicales flotando y visualizando lo que ocurre constantemente entre las plantas: la comunicación entre ellas.