He realizado una instalación con unos 350 calcetines, que son una pequeña parte del resultado de su frenética labor. Los hace con mucho amor para regalar a su familia y amigos. Algunos de los utilizados en esta ocasión son de mis hermanos y mis hijos. Todos los usamos y guardamos con mucho aprecio.

He querido mostrar los calcetines porque, aparte de ser muy bonitos y estar llenos de vida, simbolizan el amor protector de una madre y expresan esa necesidad humana de la creación.

Hay una fuerza interior que nos empuja al acto creativo, siempre dando pasos hacia algo que resulta ser diferente, jugando hacia la prueba, una suerte de caminar hacia lo impreciso, buscando tal vez ser sorprendidos nosotros mismos por el resultado.

Los calcetines se disponen en el suelo del tendejón, doblados sobre sí mismos, de pie, y bajo una techumbre protectora, como un hogar. Desde su centro, su interior, comienzan a desparramarse, marcando unos caminos, sendas que parten como los hijos hacia la vida.